COn sacos de esparto en las cabezas, como se anunció, y celulosa poética y subproducto de plástico, como se anunció, ROJO BOSSAR chirrió el pasado jueves 15 de noviembre en Platea. semi-secuestrados, semi-terroristas. Volaron los poemas desde los bocados del público hasta el esparto, the flesh y el producto textil. Tras el bombardeo, se dice que los embolsados fueron directamente a la barra y luego de eso, no se volvió a ver sus caras.
Fueron semi-fantasmas o semi-aplausos de fondo en el local mientras Carmen Camacho y María Eloy luchaban en ese duelo de titanes o tetonas y todos los vecinos de la zona, incluidos ROJO BOSSAR, pidiendo más sangre poco a poco, mamaron cada palabra. Al final de la noche cada uno desapareció con su saco en la cabeza. Unos dicen que nunca estuvieron allí. Otros, rumorean que ROJO BOSSAR, volverá muy pronto.
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